DESCRIPCIÓN
<p><span style="font-weight: bold;">¡Había una vez una casa que aún no tenía historia…</span></p><p><span style="font-size: 14px;"><br></span></p><p><span style="font-size: 14px;">Recién nacida, reluciente, esperando que alguien le dé vida. Era más que cemento y ladrillos; era un lienzo en blanco, una invitación a soñar. Cada espacio había sido pensado con cuidado, como si supiera que algún día se llenaría de risas, aromas a cocina casera y pasos descalzos al sol.</span></p><p><br></p><p>Con su distribución inteligente, esta casa parecía susurrar: <span style="font-weight: bold;">"Todo está listo para vos".</span></p><p>La luz entraba con generosidad por sus ventanales, dibujando sombras cálidas en el suelo, como si ya supiera los caminos que recorrerían sus nuevos dueños.</p><p><br></p><p>Dos habitaciones esperaban descanso y sueños. Una de ellas, con baño en suite, ofrecía refugio privado para los días largos. Los dos baños, impecables, hablaban de comodidad moderna. La cocina, amplia y luminosa, parecía ya imaginar cenas entre charlas y vasos tintineando.</p><p><br></p><p>El comedor y el living, integrados como buenos cómplices, eran un escenario abierto para los momentos cotidianos y los extraordinarios. El lavadero, el garaje espacioso, el asador en el patio... todo estaba allí, en silencio, aguardando historias por contar.</p><p><br></p><p>La losa radiante prometía inviernos suaves, mientras las aberturas de aluminio aseguraban durabilidad y estilo. Sin artefactos aún, la casa esperaba que cada detalle final fuera elegido por quien la hiciera suya.</p><p><br></p><p>Y ahí sigue, paciente, deseando que alguien la mire y diga: <span style="font-weight: bold;">“acá empieza mi historia”.</span></p><p><br></p><p>¿Y si fueras vos quien le dé el primer capítulo?</p><p>No lo dudes, escribime al 3572-582589 o llegate a Sarmiento 883 y vamos a verla hoy mismo</p><p><br></p><p><br></p>